INFIDELIDAD Y OTRAS LINDEZAS

Que mal tema amigos, porque el que más y el que menos ha ido a ofrendar a ese altar. Cada uno tiene su justificación para ello. Por mi parte, que siempre le doy cien vueltas a todo y soy maestro del birlibirloque me lo he justificado siempre, en base a que me guiaba el amor puntual y sin detrimento en salvaguardar al que tenía en casa. Y digo que hay por lo menos dos clases de infidelidades, a saber: La más clásica es la de me voy con éste porque lo que tengo en casa no me gusta y me llevo fatal con él. Para mí esto es la infidelidad. Porque si eso es cierto ¿qué haces todavía con la primera pareja?, además se la niega y critica a sus espaldas. Es una puñalada por la espalda.

La misma infidelidad pero con el planteamiento: es que me he enamorado también de otra persona sin menosprecio de lo que tengo en casa. Así me parece menos malo. Pero claro, tiene que ser verdad.
¿Qué no puedes querer a dos simultáneamente? Pues estate quietecito entonces. Lo último es hacer daño a alguien que se supone que quieres o él lo piensa así. Si sólo te estás dando una alegría no es del todo grave, pero… NO MENOSCABES EL AMOR POR TU PAREJA.

Sólo entra cargo de conciencia si tu motivación –dentro del desliz-  ha sido con ánimo de ofender, por ejemplo creerse superiores a su rival –ellas-, creerte el machote del barrio –ellos-. Sólo se ofende si ha habido ánimo de hacerlo, fuera de eso “alegría para el cuerpo”. Darse golpes de pecho después del hecho sólo es propio de inmaduros.

Lo que tendremos que aceptar irremediablemente es que no somos únicos para nuestro amor, que más tarde o más temprano habrá interferencias. Y a cruzar los dedos para que no nos sustituyan.

Tú asegura tu amor de manera que seas poco menos que insustituible y no te preocupes de esos paréntesis. Porque normalmente son sólo eso.

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Rafael Jiménez