VISITAS DEL BLOG

Visitas del Blog

Extractos de capítulos

Escucha la música mientras lees la Sinopsis


Reflexiones conmigo mismo

Queridas amigas y amigos: He  empleado 96000 palabras en este libro para contaros mi historia. Parecen muchas pero hubieran sido bastantes más sino fuera porque al ir escribiéndolo me he ido arrugando al recordar todo esto porque resulta en muchas ocasiones doloroso. No obstante si traducís debidamente el escrito, que tiene muchos mensajes ocultos, dobles sentidos, pensamientos implícitos, u os atengáis a la simple lectura, os daréis cuenta que en definitiva os estoy hablando de lo que más me gusta.  El Amor.


¿Y por qué hablar de amor? Porque considero que salvo los escritores románticos, -a pesar de resultarnos plastelinosos- no se le ha hecho justicia a este sentimiento, en estos tiempos menos que nunca en que el personal equivoca el sexo con el amor. Estamos en una época en el que las personas mal criadas en que nos habíamos convertido por el exceso de buen nivel de vida que teníamos, nos acostumbró a lo fácil con respecto a los sentimientos, obtener el sexo rápido, fácil, en detrimento del amor que es justo lo contrario, generosidad y compromiso.

Creo que hay una generación que se va a perder eso, amar. Hay que aprender a amar. A ésta sociedad se le ha olvidado en un momento dado enseñarnos a amar y a cambio nos ha vendido el sexo y la camaradería. Por experiencia os digo que al final el exceso de sexo produce vacío y sin embargo un poco de amor -aunque al final resulte fallido- te llenará plenamente. A riesgo de repetirme seguiré defendiendo que el sexo es el fin, no el punto de partida.

Echar una cana al aire debe ser eso, una excepción o pronto nos quedaremos calvos. La vida se compone de amor y se perpetúa con el sexo, en esto el orden de los factores sí altera el producto. Estarlo haciendo al revés nos trae el desastre de sociedad que tenemos pero nadie nos está diciendo que esto no es así. Yo me saturé de sexo y resulté vacío y sin embargo el amor me ha llenado toda la vida.

Si al final de la lectura de éste libro, -a pesar de que en muchos pasajes sólo hay sexo explícito- no sacas la conclusión de que has leído un libro de amor me sentiré defraudado porque significará que me he explicado mal y no he sabido traslucirlo. Te invito a hacerlo y aquí te adjunto otros cuatro extractos de capítulos -en el apartado de ¿te he dicho hoy que te quiero? tienes cinco más-  para que te adentres en ésta historia que te puede resultar cuanto menos diferente y contradictoria. ¿t.e.d.h.q.t.q?

Rafael Jiménez 03-09-2012


EXTRACTOS DE CAPÍTULOS


Del capítulo “Splendor Solis”

……/……

Hablábamos en “galimatías”, esto es mezclando francés, inglés, latín y algunas palabras en alemán que yo desconocía  pero él hábilmente las decía en momentos en que por simple deducción yo podía entenderlas y de paso me introducía en ese magnífico idioma que los dos sabíamos, sería el del futuro en ese magnífico País llamado Europa con capital en Berlín en que indefectiblemente nos convertiremos.

Te cuadra ser Endimión, el amante perfecto, amigo las mujeres hablan por ti, lo que tú no dices y yo soy todo oídos para con ellas. Me consta que alguna relación común tuvimos con alguna dama, especialmente con Renata en Roma, ¿recuerdas?, notable mujer de la que yo fui, en ese caso, primer beneficiado –dijo-. Es de la única conquista mutua de la que hablamos o más bien hablaba ella en público; decía que era una “romana” con el “fiel” imparcial entre sus dos infidelidades, frase genial que se hizo famosa. Las mujeres exageran sus romances Tommaso, tú lo sabes.

Nunca los que les han llegado al corazón, solo los pasajeros  –dijo- y por ello decidí que no sería tu segundo en ninguno de ellos, porque independientemente de que tengan más amantes, tú las marcas a fuego ¿qué las haces?, bueno mejor no me lo digas…

Pero se lo dije: Las amo Tommaso, las amo de verdad les  entrego toda mi alma y las respeto cuando yo también resulto amado de verdad y sólo en esos  casos repito la experiencia si puedo, en  caso contrario   pienso que  he  perdido  el  tiempo

No me interesa solamente el sexo por el sexo, quiero sus almas. Mefistófeles diría eso mismo, a ver si voy a tener que cambiar tu calificación -replicó-.

……/……


Del capítulo “Plaisir d´amour”

……/……

La primera en sentarse fue Eloísa como manda el protocolo aún en esos casos y me volvió a repetir el número de la visión de sus intimidades y esta vez afilando su boca hacia mí –lo pagarás, lo pagarás, murmuraba para mis adentros-.

Y entré yo en escena, como una sola mujer callaron ante la pregunta de Marga ¿Qué te ha pasado con Inés?, porque su mamá no quiere contarnos nada – y pasaron a fusilar a Lisa todas las miradas y después a mí- y así me sentía, como si estuviera ante un Tribunal de la Inquisición, yo sentado en el centro y los jueces en semicírculo frente a mí. Eso sí, contaba con mi “advocatus  diaboli”. Ella,  mi  Eloísa,  para   defenderme   en   los momentos difíciles.

Argumenté  lo de  su marcha  a EE.UU. pero  no me creyeron, la inagotable Marga lanzó la pregunta que estaba en mente de todas ¿No será que tienes otra y se ha enterado la niña? –y más o menos subrepticiamente todas miraron a Eloísa-. Ella fue la que dio un capotazo certero y dijo: No creo capaz a Rafael de eso, es mucho más formal de lo que pensáis y me lo hubiera contado.

El tono autoritario con el que lo dijo acalló a las cotorras y me convenció hasta a mí.

Me estuvieron cribando a preguntas el resto de la tarde, sobre todo en la dirección de mis planes amorosos en lo sucesivo. Estaban todas de acuerdo en acogerme como un amigo más a sus reuniones casi diarias.

……/……


Del capítulo “Circumvolat umbra”

……/……

Siempre me recriminaba mi aspecto impecable con no sé cuántos trajes a cada cual mejor. Esto no es para ti, -me decía recordando al extinto Rafael que él conoció en otro tiempo-. Él sólo tenía una camisa y un pantalón y el tosco sayal de su orden, ufanándose de ello diciendo: ¿Para qué más, cuantos cuerpos tiene un hombre?... Te quiero padre.

Pronto tuve que poner los tres días de manera consecutiva al principio de la semana para poderlos alternar con los cursillos que daba  normalmente de  tres días  cogiendo  el fin de  semana como preferían las empresas para no perder comba en días laborables.

Pero eso suponía un esfuerzo extraordinario para mí lo que me obligaba a tomar complejos vitamínicos y comer “carne roja” con el asco que me ha dado siempre, tirando por tierra mi frase, de otras ocasiones, cuando pedía carne en un restaurante “muy hecha” y ante la cara o comentario despectivo del camarero que me comandaba yo decía  invariablemente “el  hombre descubrió el  fuego hace un millón de años para dejar de comer la carne cruda”, pero se había puesto de moda comerla así en las Vascongadas y todo el mundo lo siguió. Odio la tiranía de las modas.

Las “clientas” llegaron al paroxismo. Me ofrecían viajes de fin de semana, cruceros, vacaciones, “niditos de amor”, retirarme en exclusiva, joyas, dinero, mucho dinero.

Ya era rara la que me pagaba sólo diez mil por un tratamiento sencillo, se ve que hablaban entre ellas y se corrían las noticias. Ellas  mismas pusieron el listón en veinte mil.

……/……


Del capítulo “Chagrín d´amour”

……/……

Llevaba también colgada al cuello una hucha de lata con un cartel que iba cambiando según el fin: “para la luz”, “para los pobres”.

PereSeve mientras tanto organizaba las primeras duchas. Había llegado a las siete de la mañana para, con los carros de la compra ir a por carbón y leña –que después se limpiaban primorosamente para ir al mercado- a la penúltima carbonería que quedaba en Madrid, para encender los fogones e ir calentando el agua de unos depósitos enormes que había sobre  ellos. Al  final  conseguía unas  setenta  generosas duchas,

Ayudaban también un matrimonio: Luisa y Gerardo, mayores pero muy activos por lo que sólo recibían el sustento diario “y bien que nos  viene, que a este no le ha quedao casi ná de paga” -decía la mujer-. Eran dispuestos y eso era lo mejor que tenían, él además era un manitas y arreglaba todo lo que hiciera falta. Primero se daban las comidas a los usuarios y después comían los demás y el matrimonio se iba hacia las cinco y media. A esa hora  llegaba Mona. Yo llegaba y no siempre hacia las seis y media.

Así que llegaba María Milagro con la carga hacia las nueve y media y se ponía a pergeñar el menú con el desigual cargamento. Normalmente había que confeccionar dos y a veces tres menús pues aquello no  daba  para  hacer uno uniforme y  ello nos permitía actuar casi como un restaurante más, al dar a elegir a los comensales.

María Milagro era un genio guisando las viandas y  por  eso le puse el mote de “Milagro” -un día va a hacer una paella sin arroz, había dicho PereSeve en una ocasión-. Este hombre  tenía su puntito.

....../......

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...