LA SOLEDAD

Ahora estoy solo. Puedo oír los latidos de mi corazón y el terrible ruido del silencio, el zumbido en los oídos. No pasa ni un solo coche por la calle, los pájaros no cantan y no vuela ni una mosca. La televisión –cosa rara- está apagada y mi mujer se ha ido.

Llevo un tiempo indeterminado en esta situación, sin atreverme a  mover un solo músculo, ¿el mundo sigue girando?, da igual, ya no estoy en él.

A solas con mis pensamientos, que se amontonan en esta situación y haciendo un repaso de los logros y los fracasos, los deseos cumplidos y los anhelos que no.
En esta situación parece que el cuerpo ha comenzado ese viaje astral fuera de sí mismo, al que mira desde una posición cenital. Mirándote a ti mismo, qué tontería.

Ese desdoblamiento me da la sensación que se produce por el inmovilismo del propio cuerpo para realizar lo que desea y el otro yo, más fuerte, queriendo hacer lo que el primero no se atreve o no puede. Es la ambivalencia del ser o no ser, del querer y no poder. La dualidad del ser superior en contraposición del pobre humano sujeto a las reglas de la física. La metafísica es otra cosa.

El hombre está solo cuando está vacío, cuando no trasciende su súper ego, su otro yo.

Porque tenemos por lo menos dos personalidades, la estrictamente humana, y la divina. Sí, sí, la divina como lo oís. Porque nuestro súper yo es una proyección de Él o de ello –no quiero pontificar aquí-

Es la parte que nos dan por añadidura al nacer para ser distintos a los otros animalitos. Ellos no saben lo que es sentirse solos porque no tienen conciencia del propio ser, trascendental y eterno.

Muchas veces he pensado -¿quién no?- que podría haber nacido animalito, tan feliz él, tan despreocupado por su devenir. ¿Serán felices los animales, sabrían de qué les estoy hablando?

Veo gente a mi alrededor que se me antojan felices, pagados de sí mismos, vacunados del entorno y viviendo el día a día, ¿son felices, qué me responderían si les preguntase?

¿Qué es la felicidad? –ahí es ná, con la preguntita-. Tengo mi respuesta: sentirse bien contigo mismo. Conforme a tu vida y a tu entorno, con las personas que amas y tus deseos cumplidos. Punto.

A alguien le parecerá pobre e insuficiente, pero para mí no querría nada más. Y a echarle un par… para mantenerlo.

Hoy seguramente no soy precisamente el más feliz del mundo, porque me siento solo. Si, ya sé, a veces es bueno estar solo, pero yo no digo estar, digo sentirse solo.

Y hoy me siento solo. ¡Eeeeh!, holaaaa, ¿hay alguien ahí?, por favor decidme algo…

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Rafael Jiménez