El planteamiento que haré a continuación será simplista pero no me podréis negar que es contundente. Veamos, si el ciudadano no hace otra cosa que trabajar e ir por donde le marcan -qué remedio-, qué culpa tiene de esta maldita situación económica. ¿Qué es lo que la ha producido, quién la ha abocado? Miren, me da igual. El ciudadano de a pie no. Entonces solo nos quedan los políticos a quien culpar. De aquí o de afuera… políticos. Porque nosotros producimos el dinero que los políticos se encargan en malversar, en mal gestionar.
¿Hasta cuándo politicastros que irremisiblemente nos conducen a la ruina, por qué hay que mantenerlos?
Cuando tenía veinte años era comunista o así, antifranquista y con ideas revolucionarias. A los treinta se me pasó el calentón y curiosamente empecé a valorar cada vez más a ese “abuelo” repudiado. Hoy, estos tiempos anómalos y viciados me están retrotrayendo a mis veinte años y me dan ganas de salir a la calle a quemar algo, sobre todo cuando veo que se desalojan familias por no poder pagar el piso donde viven. Sin importarle a nadie, los ponen en la calle a vivir ahí… Miren me llevan los diablos. ¿Y el Estado, garante mediante la inútil Constitución de una vivienda digna para los ciudadanos? ¿Y esos políticos, pagados de sí mismos, auto suficientes, cómo pueden sentarse en esos escaños “robados” a la actual voluntad popular? Se me revuelven las tripas.
Solo hablan de recortar, reducir… pero no hablan de producir, de invertir. ¿De dónde vamos a sacar para pagar créditos sino super producimos?
Lo que estamos cada vez más de acuerdo todos es en que sobran las diecisiete autonomías y los sindicatos. Han resultado caras y nefastos, nidos de politicastros para pillar, duplicando las gestiones necesarias para que un país normal funcione, pero díselo a los independentistas, bueno a sus políticos, porque aunque nos cueste una revolución esos no se van a apear de su burro y su faltriquera.
Yo conocí a un politicastro así, la alcaldesa de mi pueblo, que me cerró un negocio aprobado en un pleno del Ayuntamiento por unanimidad, porque molestaba al mafioso de ese pueblo, con todas las malas artes imaginables y apoyada por esto que llamamos ley. Esas leyes promulgadas por y para ellos y el pueblo… a trabajar para ellos. Sólo necesitamos gestores, n a d a m á s. No políticos.
Hoy, que tengo las bilis revueltas, me quedo con una frase leída por aquí: “Ya no soy de derechas ni de izquierdas, soy de los de abajo y vamos a por los de arriba (políticos)”
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Rafaél Jiménez
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