Igualmente los llamados singles hoy –para determinar personas solas- tampoco lo son del todo pues el que no tiene un apaño, tiene varios, o se pasa el día chateando en este mundillo de Internet o pegado al móvil también de charla. No existen los singles.
Nos gusta alardear de lo que no somos y el ser humano es de todo menos individualista. Otra cosa es que no nos aceptemos la cobardía que supone no ser capaces de emparejarnos debidamente y estar siempre a la cuarta pregunta de quién nos llame y si alguien se acuerda de nosotros. Pero alardeamos de ser singles ¿?
En lo que es maestro el ser humano es en el engaño, los primeros en ser engañados es a nosotros mismos y sobre esa base a todo lo que nos rodea como consecuencia. Nunca en la historia –que se sepa- estuvo el individualismo –egoísmo- tan ensalzado y magnificado. Individualistas en realidad hay cuatro pero la moda nos obliga a simularlo, aunque nos comamos los mocos con tal de parecerlo, queda bien.
La naturaleza ya nos indica con toda claridad la necedad de tal idea, somos dos sexos –por más que haya quien se empeñe en decir tres- y eso ya nos indica que está hecho así para complementarse.
Ventajas de la soledad: –que es el sinónimo negativo de individualidad- que haces lo que te da la gana sin que nadie te diga nada en contra. Desventajas de la soledad: que haces lo que te da la gana sin que nadie te diga nada en contra. No, no me he repetido. Es que lo que puede parecer bueno, en el fondo es lo más triste que puede haber, que a nadie le importe un pimiento lo que haces con tu vida y acabemos como el dibujo, hablando con nosotros mismos.
Los defensores –o los atrapados en ello- dicen que hacen su vida a su manera y que cuando quieren relacionarse, buscan. Y encuentran o no, nadie les va a estar esperando. Porque esa agenda, inmensa de contactos, vemos como se va mermando con el paso del tiempo aunque vayas incorporando alguno nuevo.
Los años se pasan y ya no resultamos tan deseables. Al final se encontrarán solos y lo que es peor, tarde para cambiar de hábitos, forzosamente nocivos para la convivencia.
Yo he preferido ser un long play, viviendo unas cuantas canciones y otras tantas de repuesto por vivir en la cara B. Evidentemente he tenido que ceder parcelas de individualidad pero los corredores de fondo no perdemos de vista la meta, que sabemos, no sería bueno alcanzarla solo.
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Rafaél Jiménez
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