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lunes, 26 de noviembre de 2012

LAS PESADILLAS

LAS PESADILLAS

¿Quién dijo que si tenemos pesadillas es porque no tenemos la conciencia tranquila? Bueno, no sé si lo dijo alguien pero si no, lo digo yo.
Repasemos cada uno a ver si tengo razón, por mi parte lo afirmo. Efectivamente he tenido épocas de mi vida en que vivía una pura pesadilla y era porque no tenía paz en mi conciencia.
Con la muerte de un ser querido u otro trauma de ese calibre pasa lo mismo. Una muy recurrente que por lo visto todo el mundo tiene es la de que se te muere alguien muy allegado y dicen los psiquiatras que es por el temor de perderlos…
Está la de que no puedes huir de algo que te persigue, porque las piernas no te obedecen o se hunden en un suelo cenagoso. Dicen que esta significa que tienes problemas como pianos y no puedes solucionarlos. La que te caes a un abismo sin fin… y efectivamente te despiertas dando un tumbo en la cama ¿habremos levitado?, no lo sé.
Otra que nos pasa a todos es que nos estemos tirando a la Paltrow ó al Clooney y despertarse, ¡eso sí que es una pesadilla!, despertarse.
Dado que en los sueños magnificamos lo que no hacemos en la vida real, tener pesadillas es el súmmum de la incapacidad para resolver problemas. Así que solo hay dos salidas o resuelves o insomnio al canto, esta segunda no es una opción válida.

Trata de hacer algún tipo de pacto con tu subconsciente –tarea harto difícil porque la mente es una casa de vecinos, no se conoce nadie- mira a ver si la metes en cintura a base de racionalizar el mal sueño. Imagina posibles soluciones a tu problema, acuéstate muy cansado, pero no dejes de pensar en el problema durante todo el día. Incluso exteriorizarlo es bueno, si no tienes a quien contárselo, dilo en voz alta, pero no te contestes. Hablar solo es estar medio loco, pero contestarte es desdoblamiento de personalidad –estar zumbado, vaya-.

Si tu problema es el del cincuenta por ciento de las parejas de este País –o sea que te has separado- asúmelo cuanto antes. Cierra esa puerta, pero abre una ventana. Sabemos que la inmensa mayoría de los separandos no dan marcha atrás y sabemos que la inmensa mayoría no lo hacen porque se avergüenzan del paso que dieron.
En cualquier caso te quedaste sol@. Mírate, no estás tan mal y además recuerda el dicho: “siempre hay un roto para un descosido”.

Es mejor tener un hombro en el que llorar que una pesadilla para ti solo.
Porque eso sí que es una auténtica pesadilla, continuar la vida solo, más aun si hay hijos, con la penuria económica que conlleva las separaciones… La verdad es que hoy la gente tiene ganas de marcha porque eso sí que es una auténtica pesadilla, separarse.

Rafaél Jiménez

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