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viernes, 14 de diciembre de 2012

LA AVARICIA. LOS SIETE PECADOS CAPITALES. IV DE VII+1

La avaricia es ese sentimiento de insatisfacción permanente que nos lleva a envidiar todo lo que no tenemos. Pues sí, esos dos pecados van íntimamente unidos. El avaro es envidioso y viceversa. El problema del avaro es que no tiene suficiente con nada y ni siquiera le produce la plena satisfacción acumular cosas... porque nunca es suficiente. Para comprender este sentimiento, hago una comparación: es como cuando tienes esa sed rabiosa después de una comilona o algo salado y por más que bebes no te sacias. Tiene que ser terrible.

En psicología se supone que la avaricia  tiene  su origen en la más tierna infancia, al haber sufrido un exceso de celo por parte de sus padres hacia sus deposiciones.
En un grado menor obtendremos un egoísta, que es otra variante del avaro.
La codicia es otra vertiente más, ésta dedicada exclusivamente al vicio de acumular dinero, pero no exactamente para guardarlo. Este no sería un avaro puro pues estos por no gastar, no lo hacen ni para comer.

La avaricia dicha así podría parecer un vicio por y para nosotros, pero no es así. Tenemos no pocas muestras a nuestro alrededor. Avaricia es colarse en una cola o un espectáculo, para ahorrar tiempo o dinero. Avaricia es comerse la última onza de chocolate sin compartirla. Avaricia es no compartir el amor que llevamos dentro. La avaricia es egoísta. La avaricia supone no ayudar al necesitado, no cuidar al enfermo, no darnos a los demás, no compartiendo nuestras alegrías o bienestar. En los tan de moda programas de auto ayuda nos inducen a ser egoísta, a querernos a nosotros mismos por encima de todo. Y yo propugno que la mejor manera de ayudarnos es ayudando a los demás, queriendo más a los demás que a uno mismo. Igual por eso yo no puedo dar cursillos hoy como los di en un pasado ya remoto.

Hoy día contemplamos estupefactos la avaricia de nuestros políticos, que se constituye en vicio (léase vicio como su auténtico significado, pecado) al sobrepasar lo lícito según las leyes y la moral. Prevaricando, favoreciendo a familiares (simonía) y amigos o cobrando comisiones por servicios. Presupone traición o deslealtad cuando se dejan sobornar para cambiar su voto. La estafa es avaricia, la mentira es avaricia cuando la utilizamos para beneficiarnos...

En el pecado llevan la penitencia pues el avaro no es feliz, su inmensa insatisfacción se lo impide. Su primo el codicioso puede que sí, pues acumula para llevar un tren de vida desmedido. Ya le llegará su hora.

Os voy a recordar un cuento que tenemos olvidado: La historia del rey Midas. Es el ejemplo tipo de la mitología  griega (cuna de todas las religiones, filosofías y pensamientos), para definir la avaricia. Este era el rey de Macedonia,entonces una región de Grecia. Hizo un favor a un allegado del dios Dionisos y este en agradecimiento le concedió el deseo que quisiera. Ni corto ni perezoso el rey pidió (avaro él) que todo lo que tocara se convirtiera en oro. La cosa fue bien en un principio con las rocas, las plantas... todo lo que le rodeaba.
El problema vino cuando quiso comer y beber pues también se convirtió en oro. El colmo fue cuando tocó a su hija... A punto de morir de inanición pidió al dios que le liberara de su deseo, cosa que logró bañándose en un río.

Además de la obviedad del relato, podemos extraer un par de conclusiones: ¡Cuidado con lo que deseas!, los dioses pueden  concedértelo y  lo ganado con malas artes tarde o temprano se volverá en contra. Pide que sea temprano, porque ello significa que Dios se ha apiadado de tu mala acción y te da otra oportunidad para redimirte. Si vives toda tu vida lujosamente, con un aparente halo de protección, habiendo robado, manipulando para enriquecerte indebida-  mente ¡cuidado!, Él te la ha guardado para cuando te presentes y puedes imaginar lo que te espera. Él pasa cuentas siempre, o en vida o después y te aseguro que no te gustará si lo hace después.

Todos, ya hemos visto, cometemos actos de avaricia, que también es impiedad. Depende del grado así será el resultado de tu historial.

De la mitología egipcia podemos extraer la tarea del dios halcón -Horus- de la muerte y el más allá- que es quien "pesaba" las almas de los difuntos y que no podía superar al peso de una pluma... si no, tenías problemas. Creo que nuestro Dios es más indulgente y si superamos ese peso nos manda unos cuantos eones (periodo de tiempo indeterminado, otra versión dice mil millones de años)  al purgatorio para que reflexionemos. Porque la alternativa es mucho peor.

RECUERDA: CONTRA LA AVARICIA, GENEROSIDAD. SU DEMONIO ASOCIADO MAMMON (que significa: Riqueza -en arameo-) Y SU OPONENTE EL ARCÁNGEL ZADQUIÉL (su nombre significa: Justicia de Dios.
Rafaél Jiménez




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