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viernes, 21 de diciembre de 2012

LA PEREZA. LOS SIETE PECADOS CAPITALES. VII DE VII+1


Con razón le he dejado para el último ¡qué pereza me da! ¿Quién no es perezoso en algún momento, algunos momentos o  en etapas de nuestra vida?  Quién esté libre de abulia que tire la primera piedra. Yo sé que intrínsicamente soy un perezoso nato. Pero no me comporto como tal porque desde bien niño se me inculcó que es la madre de todos los pecados y lo creo así. Tan pronto como me digo: qué pereza ir a esto o hacer aquello...  salto como un resorte, como espoleado por lo que me grabaron a fuego de crío y no lo tomo como un trauma como dicen los blanditos de hoy día cuando relatan que de chicos, en el colegio les obligaban a estudiar o su madre a lavarse las manos para comer. ¡Cosas terribles!
Creo firmemente que hay que luchar contra la pereza en cuanto se manifiesta, porque si no traerá males mayores. A saber: relajación de obligaciones, mayores y menores y dedicarnos a holgar en la que el cuerpo engorda sobremanera y la mente... ¡uy! la mente, ésta se vuelve perniciosa. Porque la vaguería solo nos avoca a los más bajos pensamientos e instintos. Tenemos que tener un tiempo para pensar sí, un tiempo indefinido para volver a nuestros orígenes y recomponernos cada día, sí. Pero el perezoso total trasciende esa necesidad.
Se convierte en vago y eso es ya una enfermedad psicosomática, supone un desapego a la vida en general, a los amigos, a las actividades, al trabajo y es sobre todo un exponente de su baja autoestima.

El perezoso se vuelve egoísta, dejado hasta con su higiene y se vuelve irritable. No hay peor juez que aquél que nada hace, es un testigo impertinente del acontecer diario que solo ve desde la barrera y desde luego con un punto de vista distorsionado. El perezoso precisamente critica lo que no es capaz de hacer, todo le parece mal y no es consciente de su inoperancia.
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El perezoso es negligente y descuidado, tendente a la tristeza y la depresión y aquí se abren dos caminos: o se hace glotón -lo más común- o entra en una vorágine de todo lo contrario de lo que no saldrá salvo con tratamiento psiquiátrico, es lo que llamamos anorexia. Sí, llamemos a las cosas por su nombre, la pereza normalmente es más una enfermedad que un vicio, de tal envergadura que produce la mayor parte de los suicidios.

El perezoso se aburre y lo provoca su cerebro, desconectándose ante la falta de actividad o de nuevos acicates. Adormece la curiosidad que es un magnífico antídoto. Cualquier actividad nos sacará de ese círculo vicioso, mejor actividad física pero ¡qué pereza! el moverse.

El depresivo se hace vago y el vago se vuelve depresivo. Es el dilema del huevo y la gallina.-Aunque unos sesudos ingleses ya han determinado que primero fue el huevo. Por mi parte aporto que puede ser así. Al igual que las personas, primero somos embriones y después nos desarrollamos-.

Bueno a lo que íbamos: el perezoso, haragán, gandul u holgazán como todo en la vida hay quien nace y más comúnmente se hace. Se hace por reveses de la vida, se hace porque su trabajo no le llena o su vida o su entorno. Los llamados pasotas -que siempre hubo pero no tantos- son vagos y no me extraña con la que está cayendo y el futuro que tienen.

Afectos a  otros grandes vicios, han dejado no obstante alguna impronta en la historia, aunque sea negativa: Anexiones territoriales por avaricia y luego colonizarlas, tomas de poder por soberbia y resultar grandes gobernantes, un momento de cabreo y echar a los cambistas del templo (Jesús)... pero los vagos no han producido nada digno de mención.

Por eso hay que luchar activamente contra ello. Te harás solitario, molesto para tu entorno y para ti. Nadie quiere tratar con un vago, son apestados. Así que ya lo sabes: MUEVE EL CULO.

Hay que dejar dicho aquí, alto y claro que hay enfermedades que parece pereza, la peor y más terrible la fibromialgia y vaya desde aquí mi simpatía por este y otros males que provocan ese aspecto de vicio sin serlo.

RECUERDA: CONTRA LA PEREZA, DILIGENCIA. SU DEMONIO ASOCIADO BELFEGOR (que significa: El señor de la apertura) Y SU OPONENTE EL ARCÁNGEL GABRIÉL  (su nombre significa: Fuerza de Dios.
Rafaél Jiménez

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